miércoles, 8 de octubre de 2014

La sangre de los sueños fertilizará la rabia


Cae la noche
                       De rodillas:
Ultimada, desollada, silenciada
Frente a la brillante luna del poder:
fría, pálida, impune, ¡puta!
Inundando de oscuridad a los vencidos
Tapiando con miedo a los de abajo;
En fosas que sepultan la verdad
-¡a nadie le importa la verdad!
¿Sería la justificación que los verdugos
blandían cuando tiraban a la hoguera:
el amor, la rebeldía, la esperanza?
Como libros prohibidos de la inquisición

¿A quién le importa la verdad?
Cuando parece que la mentira colonizó las almas
Cuando la mentira es más rentable, más pacifica,
Más cómoda, más moderna.
Los tiraron en un fosa, pero no se dieron cuenta
que también los estaban sembrando;
En nuestras memorias, en nuestra lucha, en nuestros espejos
La miseria, la injusticia, el desprecio
Es buena tierra para que florezca la rabia
Para que germine la consternación, y la lucha  
¡También crecen las malas hierbas:¡
El desconsuelo y la desolación;
Y el llanto las riega y la impotencia las fertiliza

Se ahogan en lagrimas los porqués
Obscenamente se van desnudando los quién
Sabemos que no fueron hombres los que los mataron,
Los que los desaparecieron, lo que los raptaron
Fueron engendros: fue la avaricia que anida en el poder
Fue la injusticia quien apretó el gatillo,
fue la impunidad que los enterró hondo, tan hondo
fue el egoísmo, y también el silencio que hemos arrastrado
y el miedo que llevamos como bestias de carga.
Sabemos que no mataron a personas, ¡aunque eran personas!
Y tenían familias, que hoy los busca hasta por debajo de las piedras
Que hoy mueren de desesperación, escarbando el silencio
Sabemos que mataron ideales, sueños, esperanzas
los balazos en la nuca los recibió la dignidad, la resistencia, el cariño
Aunque eran nucas de verdad, con historias y memoria, con sangre
Con amores y desamores.
Ellos le quitaron los ojos, la cara: lo desollaron,
pero en realidad querían dejar sin rostro
la cara de la resistencia, dejar sin ojos la disidencia;
dejarnos sin boca, porque les molestan
>>¡ los Basta, los aquí estamos, los no nos pasarán,
los no les tenemos miedo, los no creemos en su
manicomio que llaman mundo;
En su libertad, en su democracia¡
¿Por qué tanto odio, por qué tanta saña?
los motivos se espantan de la realidad
Tal vez, porque no eran borregos manipulables
Y el poder aborrece la libertad
O porque no estaban macerado en la
competición, en el egoísmo, en la avaricia
Y al poder le enferma la solidaridad, la alegría
O porque no idolatraban el dinero como un dios;
el único. Y si no sirves al dios dinero: o eres un estorbo
O un imprescindible.
Es probable que porque no creían en las leyes de la depredación
Tal vez porque no tenían miedo al fracaso, y creían
En la victoria, en la esperanza, en la utopía.
Y el poder odia a muerte 
                              que todavía soñemos.

Autor: Luis Fernando Gálvez
Imagen: http://eldiariodechihuahua.mx/notas.php?seccion=El_Pais&f=2014-10-07&id=8230528bd405d9e7ce7ebf16e0c184d5

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