México son mis ojos, los que mojo con sus ríos
los que miran al futuro, y ya no se cierran,
permanecen absortos.
México son mis manos, fuertes y viejas, las que
tocan la esperanza
no hay retorno: porvenir, trabajo y la
esperanza,
no más sangre, ni nada para llorar.
México son mis alas, las que dejan de soñar
y justo toman el vuelo, entre dioses y batallas
con Zapata, Hidalgo y Juárez
y de nuevo un aire fresco, parecido a libertad.
Son mis pies que en la marcha, mis plantas en su
suelo
y lo acompañan sus muertos, en silencio y con la
causa,
a una misma voz callada.
México es mi boca y manos, las que se llenan de
agua
las que golpean la pobreza y callan una ignorancia,
manos que con tinta indeleble, silencian la
sangre inútil
Son mis ojos, mis manos, mis alas, mis pies y boca
mis guerreros ancestrales,
mis caudillos y mis indios, mis jóvenes soñadores
un obrero, una madre con sus hijos, un profesor
sometido.
Y mi país tuvo un sueño, un mal sueño que termina…
en él carecía de brazos, de pies, de alas, de boca
y lo dejaban casi muerto, con 70 mil más.
ya llegó un caminador…con un gallo que
despierta,
es un hombre de conciencia, con la igualdad en su
espalda,
y lucha sobre su hombro.
México despertó entonces y sin armas, y sin golpe
pero con mucho coraje, esperando la llegada, de
justicia e inclusión
y respeto al sueño de otros.
y se levanta con armas, en caso de la mentira
y se levanta con armas, a favor de la verdad…
México ya no duerme, México ya no se cansa,
no hay miedo, ni desconfía
caminará día y noche, con un hombre y su esperanza
Nosotros lo acompañamos, ya no hay ojos que
cerrar…
la pesadilla termina.
Poema: María Cayo
Imagen: "Alegoría de la patria"
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