domingo, 1 de julio de 2012

Tres Poemas Militantes



¿Cuántos hay que se encuentran perdidos?
¿Cuántos son los que nunca volvieron?
Los que nunca hallaran el alivio
porque un precio a su vida pusieron.

Todos ellos sufrieron en vida
la extorsión, la tortura, el encierro,
la amenaza; el temor; la censura;
la orfandad; la agonía del silencio.

Hoy fantasmas y sombras anidan
donde besos y risas hubieron ,
son recuerdos que calles caminan,
el espanto al que ladran los perros.

¿Dónde estas mi querida esperanza?
Me ha quedado este jubilo incierto
y esta pena que nunca se sacia
porque no volverás de tu entierro.

Yo quisiera queridos hermanos
que justicia encontraran sus muertos,
que volvieran lo niños quemados
a soñar, a jugar… mas no es cierto.

Es tan triste el horrible pasado
y es más cruel el maldito presente,
el futuro se mira abnegado
con su puño lo escribe la Muerte.

Tú que miras te muerdes los labios
porque  -dices- que nada se puede,
tú que escuchas los gritos y el llanto
das la espalda pues no te sucede.

¿Te dijeron “fue sólo un suicidio
con el tiro de gracia en la frente”
qué no acaso se llama homicidio
aunque impune el delito se quede?

             III

La encontraron desnuda e inerte,
con los ojos vendados soñando,
era joven, tan bella, tan fuerte;
duele tanto el saber que ha pasado

La violaron, después la mataron,
no hay culpables; tampoco testigos.
Han pasado los años amigos
y parece que ayer la enterramos.

Soy un nido de sombras y espectros,
mi sepulcro se encuentra olvidado,
he parido el dolor que he dejado;
condenado a mis propios tormentos.

Esta herida me punza en los labios,
las palabras carcomen mis dientes,
sólo restan en mí los agravios
de un montón de sujetos pudientes.

            IV

Tú que al pico y la pala sucumbes
por tediosas jornadas pedestres,
cuán forjados tus sueños en lumbres
por malditos infiernos terrestres.

El sudor es tu amarga bebida
si el cansancio te azota inclemente
¡Simplemente es dolor simplemente!,
que sucumbe en tu carne rendida.

Ni aboliendo quizás tus cadenas
opondrás resistencia a tu suerte,
más conoces los duros emblemas,
cuerpo a cuerpo peleas con la Muerte.

Son tus manos que arañan la tierra,
que perforan, taladran y muelen,
que destruyen lo que otros no pueden
y construyen ignotas fronteras.

De cemento, de grava y arena,
monumentos por hombres forjados,
erigidos por cruenta manera,
por  obreros que son explotados.

Ojalá perdurarán los nombres
en los muros que son admirados;
mas allá del rubor, no te asombres,
¡Todos somos al fin olvidados!

Poema: Daniel Moctezuma
Ilustración: "Cinta canela", obra plástica de Marisa Polin (http://europafocus.wordpress.com/2012/02/07/infierno-y-arte/)

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